Desarrollar un buen programa de compliance anticorrupción, una posibilidad para empresas de cualquier tamaño

Entrevista a un especialista | El abogado Diego Martínez brinda en esta nota las principales claves a tener en cuenta para emprender un camino efectivo en compliance anticorrupción y explica que las empresas de todos los portes pueden hacerlo. El tamaño no es determinante en el riesgo, sino el nivel efectivo de exposición que tenga la organización y su grado de relacionamiento con el sector público.
"Lo importante es empezar, ningún compliance es muy bueno de entrada y difícilmente iniciar este camino les traiga problemas a las empresas, sino todo lo contrario, seguramente redunde en beneficios", asegura Diego Martínez, abogado penalista con certificación internacional en la materia, en diálogo con Prevenciondelavado.com.
El experto señala que tener este tipo de programas es muy beneficioso para las empresas porque no solo las posiciona mejor ante una eventual investigación por una causa de corrupción, sino que también las prepara ante la exigencia de un cliente grande que les requiera tener uno. Y afirma que hasta las empresas más pequeñas pueden tener un sistema de compliance anticorrupción eficiente. "Muchas startups tienen una serie de valores, los plasman por escrito y así constituyen su plan de integridad", dice.

Un programa a medida
En esta línea, detalla que la complejidad y los elementos que componen un programa de compliance en corrupción varían según las siguientes variables:

  • el tamaño de la empresa;
  • su capacidad económica;
  • y la complejidad de los riesgos a los que está sujeta.

Así, indica que el último de los elementos mencionados es quizás el más importante. Cabe aclarar que lo que va a marcar el nivel de exposición en este sentido es la asiduidad de contacto que tenga con el sector público.
"Si una de sus principales fuentes de ingresos es el Estado, o si opera en un sector que está fuertemente regulado o por algún otro motivo tiene mucha ida y vuelta con el sector público constituyen elementos determinantes. Quizás sea más importante que una empresa chica con mucha exposición tenga un
programa robusto a que lo tenga una mediana con riesgos poco significativos", afirma Martínez.
Señala que incluso las firmas que quieran hacerlo en base a sus propios esfuerzos y sin gastar demasiado dinero en consultoría tienen mucho material gratuito en Internet a disposición, empezando por los lineamientos para empresas que publicó la oficina anticorrupción.
"Lo primero que hay que hacer es leer los lineamientos para entender qué es lo que se espera de la organización y, después, se deben conocer los propios riesgos. Es decir que el programa se tiene que ajustar a las características de la empresa", aconseja el consultor.
En definitiva, para que un programa de compliance sea realmente de utilidad, debe ser adecuado a la organización que lo implementa. Entonces, el abogado indica que "el primer paso, es graduar el riesgo".

¿Cómo empezar?
Para arrancar, es clave tener en cuenta tres elementos básicos que componen un sistema de gestión de integridad:

  • un código de ética (compilado de políticas de integridad);
  • una política específica para interactuar con funcionarios públicos;
  • y capacitación en función de esas políticas.

Habitualmente, las empresas de mediana a grandes tienen una persona específica para llevar adelante el programa de cumplimiento, pero en el caso de las más chicas es quizás el abogado de la empresa quien ocupa ese puesto o el propio dueño hace una capacitación en el tema y toma la cuestión bajo su órbita.
"Eso para una PyME podría bastar, pero a medida que estemos frente a una empresa más grande podemos pensar en otros elementos adicionales", dice el especialista. Así, agrega que la implementación de un programa de esta naturaleza debe ser gradual y continuo. Es decir que "empieza de a poco, pero siempre hay que tratar de mejorarlo".
Martínez resalta que un elemento clave en este camino es "que la cabeza de la empresa quiera hacer las cosas bien y tener un comportamiento sano" y agrega que cuando el programa es chico, es mucho más sencillo ponerlo en marcha dado que no se requiere, por ejemplo, un call center de denuncias si están todos los miembros de la empresa en un grupo de WhatsApp o todos tienen acceso directo a los integrantes.

El rol del consultor
En este marco, las organizaciones más pequeñas pueden recurrir a un consultor como un orientador que les permitirá revisar si el esfuerzo que emprendieron vale la pena y si está bien encaminado.
"La clave de lo que aporta el consultor es experiencia. Ayuda con su expertise y quizás con unas pocas horas de apoyo de alguien que aporte algo positivo en base a su experiencia", aporta Martínez. Por ejemplo, en materia de riesgos de un rubro determinado o cómo manejar ciertos escenarios: la llegada de una denuncia complicada; cuando la empresa sale "escrachada" en algún medio; cuando hay que echar a un gerente por un fraude interno; etc.
Otra posibilidad interesante que se presenta para las pequeñas empresas es el caso de algunas empresas grandes que transmiten conocimientos a sus proveedores más pequeños, que las hay. Las capacitan o costean su formación. Es decir que no solo les exigen ciertas medidas, sino que también les explican a los integrantes de su cadena de valor cómo pueden adoptar un sistema de compliance propio. Y también algunas cámaras están comprometidas en este sentido, dándoles contenidos a sus abonados.
Así, Martínez destaca que es muy importante designar dentro de la empresa alguien que lleve adelante los lineamientos del programa de compliance (puede ser alguna persona que se desempeñe en otro rol dentro de la organización) y vele por su cumplimiento y resalta que "la implementación debe ser gradual y continua, ya que, como dicen los que se dedican a gestión de calidad, lo que no se revisa no mejora y lo que no se mejora se degrada".

Redacción "PrevenciondeLavado.com"

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